En 1940, a manos de mis abuelos Amparo y Francisco nace esta panadería que sirvió de gran ayuda para mucha gente de Alhama, debido a la hambruna que existía tras la guerra civil, ayudaban permitiendo que hornearan sus propios productos para el consumo propio y para venderlos por su cuenta, facilitándoles incluso las recetas para su elaboración, una generosidad que todavía se recuerda en el pueblo. Por aquella época se hacían además del pan tradicional unas rosquillas, que llegaron a convertirse en imprescindibles para los alhameños sustituyendo en muchas ocasiones al pan. Amparo que fue una gran emprendedora, fue la primera del pueblo en comercializarlas. Se consumían acompañando al queso, jamón, chorizo…, incluso servían de merienda para los niños con el chocolate.